Om mani padme hum (ॐ मणि पद्मे हूँ), palabras que en sánscrito traducen
"¡oh, la joya del loto!", y cuya pronunciación en español sería
"om mani peme jum", es el mantra de Chenrezig,
deidad budista de la Compasión. Es considerado por los monjes tibetanos uno de
los mantras esenciales del budismo, pues en él se encuentran condensadas todas
las enseñanzas de Buda, y, por ello mismo, es también
uno de los mantras más conocidos en el mundo.
El mantra Om mani padme hum se compone de seis sílabas,
cada una de las cuales tiene una proyección en la luz y otra en la oscuridad.
La invocación de estas energías de trasmutación permite que unas purifiquen a
las otras y el practicante pueda alcanzar la ecuanimidad y acceda a la
sabiduría del vacío, en el camino a la iluminación.
Entendidas dentro de los
principios de la filosofía budista, cada sílaba se
proyecta en distintos niveles. Por un lado, evita las reencarnaciones dentro
de los seis reinos de la existencia cíclica: mundo de los
devas, de los asuras, de los humanos, de los animales, de los espíritus
hambrientos o pretas, y de los infiernos o Naraka; mientras que, por otro, cada
sílaba purifica el cuerpo, el habla y la mente, y alude a cada
uno de los aspectos que se desea trasmutar: el orgullo y el ego, la envidia y
la lujuria, la pasión y el deseo, la estupidez y el prejuicio, la pobreza y el
afán de posesión, la agresividad y el odio. Por ello, cada sílaba remite a los seis pāramitās o virtudes trascendentales:
la generosidad, la ética, la paciencia, la diligencia, la concentración y la
sabiduría.
Cada sílaba, además, es de por sí un mantra que evoca el cuerpo, la
palabra, la mente, las virtudes y las acciones de los Budas, para finalmente
ligarse con las seis sabidurías esenciales: la de la ecuanimidad, la actividad,
la sabiduría inmanente, la sabiduría del dharma, la de la discriminación, y la
sabiduría semejante a un espejo.