11 de mayo de 2016

El Reiki es un trabajo espiritual


El Reiki es un trabajo espiritual1 que va más allá de la ciencia médica, no es algo diferente ni especial, pero sí es un sistema único de sanación, puesto que la espiritualidad facilita el equilibrio y éste produce salud.

El Reiki es la única terapia de naturaleza espiritual que ayuda a las personas a conectar con su espíritu.

La salud procede de esa sensación de estar en conexión con una fuerza superior, que colma y llena, haciéndole sentir nuevamente a la persona como parte del Universo, pues por la pérdida de esa sensación de conexión con la esencia espiritual universal y con las demás personas, los animales y la naturaleza, se produce un trastorno energético que posteriormente se convierte en un trastorno físico o emocional.  Por el estrés y por el ritmo de la vida actual muchas personas han perdido esa conexión con la Energía Universal, resultándoles sentirse aisladas, enajenadas, desconectadas, infelices e insatisfechas y más predispuestas a las enfermedades. Pero cuando la persona entra en contacto e interactúa nuevamente con la Energía Universal se produce una sensación de plenitud y de vuelta a sus orígenes, su energía espiritual crece, se satisface, llena y fortalece. 

A pesar que la Energía Universal es ilimitada, la Energía Vital en el interior de los seres vivos no lo es.  Se nace con abundancia de energía, en la juventud se pueden reponer las reservas energéticas sin ningún problema, pero a medida que se envejece se consume la energía vital y resulta más difícil reponerla con facilidad.  Siendo por esto necesario que el terapeuta Reiki absorba la Energía  Universal y la transmita a través de sus manos para equilibrar la Energía Vital de su paciente.

El Reiki permite tener la Energía Vital en perfecto equilibrio con la Energía Universal, logrando la comunicación activa y recibir de todo el Universo su energía y lograr beneficios en los planos físico y emocional.

Con el Reiki se realiza una aportación pura de Energía Universal al cuerpo físico y al cuerpo espiritual y este aumento energético produce un efecto sanador y la expansión de la conciencia, ya que el cuerpo espiritual y el cuerpo físico del paciente se equilibran entre sí.  La energía comienza a circular libremente entre ellos y refuerza la sensación de conexión con la divinidad, lo que ayuda al permanente desarrollo de la vida.

El Reiki en definitiva es un sistema de curación multipropósito que utiliza la Energía Universal y que se debe aplicar cuando el cuerpo envía señales de una enfermedad, la misma que en los sistemas chino o hindú, es vista como una obstrucción de la Energía Vital en algún punto de los meridianos o nadis. 

La enfermedad irrumpe tanto con la ausencia o con la sobredosis de energía en un punto específico.  En el primer caso el Reiki restituye la energía y en el segundo caso la dispersa.

En la medicina occidental se cree que la enfermedad no cuenta con un componente espiritual.  Se piensa que la  enfermedad se origina en el cuerpo físico o en el entorno y el tratamiento se centra en el cuerpo físico.  Lo cierto es que si el cuerpo y el espíritu estuvieran desconectados, no se lograría una curación completa, tal como lo cita Platón: “No se debería intentar curar la parte sin tratar el todo.  No se debería curar el cuerpo sin tener en cuenta el alma (…). Éste es el error de nuestros días: que los médicos separan el alma del cuerpo”.  Pero ya existen médicos que aceptan que una actitud mental positiva influye en el resultado de un tratamiento.

Un alma que está enferma se manifiesta con síntomas emocionales y físicos y el Reiki profundiza en los orígenes de la enfermedad, pues es en el espíritu donde se origina el desequilibrio de la psiquis y del cuerpo físico.

Si bien es cierto, el Reiki es poderoso pero no milagroso y no necesariamente logra la sanación física, significando en este caso que la curación consiste en que el paciente vuelve a conectarse con su alma y acepte su enfermedad y su muerte inminente y logre de esta obtener su tránsito al mundo espiritual con mucha paz.




1. Mikao Usui hace esta afirmación en una  entrevista entre 1922 y 1926